El insomnio constituye un problema frecuente en la menopausia. Esta falta de descanso, se traduce en episodios de sudores nocturnos que despiertan a lo largo de la noche. Estos despertares pueden incluso venir en varias ocasiones. Pero sobre todo afectan más al descanso cuando suceden en la segunda parte de la noche. Cuando la proporción de sueño lento y profundo disminuye.
Pero aparte de los sofocos, el sueño, al llegar a cierta edad se modifica naturalmente y es normal no dormir igual a los 45 años que a los 20.
A lo largo del tiempo, la parte del sueño lento y profundo baja progresivamente. El sueño se fragmenta más a lo largo de la noche y su cantidad total disminuye. Eso sin contar que quizás el vecino de al lado, de vez en cuando, ronca. Todos los periodos de cambios hormonales, pueden perturbar las noches, ya que los estrógenos tienen tendencia a aumentar su cantidad y calidad durante el sueño.
Algunas mujeres también han sufrido insomnio durante sus periodos menstruales, cuando las tasas de estrógenos caen brutalmente. Los problemas de sueño se acentúan cuando hay tendencia a la depresión o estrés (la progesterona no ejerce su efecto calmante).
Los médicos que usan hipnosis, inducen al sueño pero de menos calidad y corren el riesgo de provocar una dependencia. Si podemos buscar otra alternativa, será mejor a la larga. Los tratamiento hormonales de la menopausia están muy valorados al atenuar considerablemente las problemas de sueño. Según un estudio de la asociación Norte Americana de la Menopausia, las isoflavonas mejoran también la calidad del sueño, reduciendo la frecuencia de insomnio. Hay medicinas alternativas que ofrecen soluciones, como la fitoterapia (tratamiento a base de plantas) como la pasiflora, tila, melisa, azahar o valeriana.
También existen los complementos alimentarios contra los sofocos que incluyen ingredientes más específicos destinados a favorecer el sueño.
Y si queremos poner orden y aumentar las posibilidades de un buen sueño, debemos corregir algunas costumbres del día a día:
-Como reducir la ingesta de estimulantes
-Evitar cenas pesadas
-Tener buenos niveles de magnesio
-Hacer ejercicio físico aunque evitar que sea nocturno.
